domingo, 18 de diciembre de 2016

REAL MADRID CAMPEON DEL MUNDIAL DE CLUBES



Karim Benzema puso al Madrid arriba en el marcador a los 9 minutos. Fue un tanto sin elaboración, un disparo de Modric fuerte y sin colocación, rechazado ingenuamente por Sogahara y empujado a la red sobre la marcha por el francés.A partir de ahí el equipo de Zidane se dejó ir. Coleccionó un puñado de ocasiones mientras Modric fue la depuradora de su juego, pero ninguna tuvo claridad. Disparos lejanos, combinaciones inconclusas entre Lucas Vázquez y Benzema, con mejores vibraciones que en los últimos tiempos, y detalles barrocos sin utilidad de Cristiano, que volvió a jugar más en punta de lo que resulta habitual. A él y a una afición que siempre le creyó un futbolista para todo el campo y para todos los partidos. En Yokohama fue una sombra de sí mismo y aun así firmó un hat-trick.

Con el paso de los minutos, el Madrid le dio al partido la apariencia de bolo de gira asiática, primero espaciando sus llegadas de modo alarmante y finalmente entregándole la iniciativa al grupo japonés, que aun propenso a desmayarse en cuanto olía la cal del área, acabó empatando por insistencia. Por insistencia y por un despeje fallido de Varane, hasta ese momento el defensa con mejor tono del Madrid, que le sirvió un remate a quemarropa a Shibasaki al filo del descanso. El Kashima había pasado de ordenado a subversivo por la inexplicable pereza del Madrid, al que cada día le cuesta más remangarse. Más cuando, a vuelta del descanso, repitió Shibasaki, con un izquierdazo que pilló en la siesta a la banda derecha del Madrid y a Keylor Navas.

Seis minutos después, Yamamoto libró al Madrid de una angustia inesperada, de un ridículo intolerable, al atropellar a Lucas Vázquez en el área. El penalti sacó a Cristiano del anonimato y a su equipo del apuro. Y entonces apareció el Madrid en modo competición, con un Benzema a plena iluminación, con Marcelo a toda mecha, con Lucas Vázquez desbordando una y otra vez hasta que le retiró Zidane, en decisión inexplicablemente injusta. Con su marcha se quebró el momento y se rompió el Madrid, agotado, que se salvó tres veces de la derrota antes del minuto 90. Y Sikazwe le perdonó vergonzosamente la roja a Ramos. El Madrid alcanzó la prórroga como el náufrago que llega la playa y ahí tiró de oficio. Benzema completó su sinfonía regalándole el 3-2 a Cristiano. Y el portugués repitió tras ver cómo Suzuki perdía en el larguero el 3-3.


Con esta victoria, el Real Madrid alcanzó su segundo título en esta competencia y extiende su buena racha a 37 partidos invictos en todos los torneos.

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